picaporte

La gente quiere saber si todos los bulos que corren por la red, algunos medios de comunicación y el imaginario popular, son verdad, y en algunas ocasiones tratan de acercarse a la fuente que es donde se debe acudir cuando uno quiere, realmente, informarse acerca de algo.

Hoy en día, cuando se sacraliza cualquier cosa que circula por la red aplicando la misma «fe del carbobero» con la que se aceptaban los dogmas de las iglesias en otro tiempo, es de agradecer que alguien se acerque, aunque sea por medio del correo electrónico, a la fuente para saber si alguna de las muchas leyendas que sobre nosotros se han inventado son ciertas.

Hace algunos días llegaba al correo de nuestra logia una solicitud de información que, como es preceptivo, fue contestada con la mayor diligencia posible. La respuesta venía acompañada con alguna pregunta sobre las «actividades» malignas y sectarias que, presuntamente, tienen lugar en las logias. Me llamó la atención que se preguntase si llevábamos a cabo prácticas ateas, lo que me llenó del consabido estupor por cuanto era la primera vez que se preguntaba por algo que sería de muy difícil ejecución, el ateísmo es una actitud personal ante la divinidad cuyo único ejercicio radica en su negación. No hay más como todo el mundo sabe. El ateo, tampoco el agnóstico, no hace apostolado, no le importa lo que los demás crean o dejen de creer aunque en una discusión académica trate de llevar al ánimo del oponente la irracionalidad de la creencia. Sólo eso.

Claro está que como no tenemos nada que ocultar se hizo el ofrecimiento de continuar manteniendo el diálogo epistolar con el fin de disipar cualquier otra duda que nuestro amable comunicante pudiera tener. El ofrecimiento fue aceptado, y esta es una respuesta pública a las cuestiones planteadas en la segunda misiva. Como las preguntas no tiene carácter privado, y lo que de ello hubiere en el correo de referencia no viene a cuento ni aportaría nada a la cuestión, me permito esta respuesta pública en la confianza de que pueda ser de utilidad para más personas que se hagan las mismas preguntas que quien se dirigió a nosotros.

Existen muy pocas cosas que impidan entrar en masonería, una institución que únicamente ser persona «libre y de buenas costumbres» (a lo que esto puede significar puede dar respuesta esta entrada en el blog Masonería Mixta), y nunca por supuesta el mantener una determinada creencia o el no tenerla. Claro está que existen determinadas formas de religión que, por su carácter excluyente e intolerante, hacen imposible pertenecer simultáneamente a ellas y a la masonería, a la que practicamos nosotros al menos que uno no quiere hablar por como se comportan otras obediencias. Claro está que el haber pertenecido en el pasado no será mácula que impida «ad aeternum»» solicitar y obtener el ingreso en la Orden.

Otra constante en el imaginario es el que nos relaciona, sobre todo a quienes ostentan el grado 33º (hablo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado) con la práctica de ritos luciferinos lo cual evidentemente es falso, tanto en ése como en cualquiera de los grados anteriores. No hablo a humo de pajas ni por quitarme el sambenito de encima con una simple negación, es que no existe la menor posibilidad de que personas para las que las creencias o no creencias no forman parte más que de la esfera privada realizasen cualquier tipo de práctica basada en la creencia de un ser divino y es obvio que para un creyente el Demonio sería algo divino al tratarse de la contraposición del mal absoluto a lo que para ellos es el bien absoluto, Dios. Las prácticas satánicas únicamente pueden darse en personas que creen en Satán y eso implica poner las creencias por encima de la razón, algo que casa bastante mal con el método de trabajo masónico.

Se habla mucho de que existen cuestiones reservadas a según que grados, cierto es. Quien es Aprendiz no vive el trabajo del Compañero; quien se encuentre en ese grado no vive el del quien ya alcanzó la maestría y así sucesivamente. He remarcado en negrita el concepto «vivir» porque esa es la realidad, el simbolismo de cualquiera de los grados, los rituales, incluso personales interpretaciones de todo ello se encuentran al alcance de cualquiera que se moleste en acercarse a una buena librería francesa, inglesa, belga …… incluso en castellano comienza a existir una notable literatura sobre asuntos masónicos debida a la pluma de masones y masonas. Información de primera mano para quien quiera adentrarse en el conocimiento de lo que es la masonería, sus ritos y sus «arcanos». Nada digamos ya de Internet (más arriba queda un enlace a un artículo del blog en lengua castellana sobre masonería más leído). No son secretos, están al alcance de cualquiera. Nada se oculta aunque lo que no se puede transmitir es la vivencia personal de cada cual a la hora de entender y practicar el Arte. Eso es algo que queda sólo para quienes se hayan iniciado.

Finalmente, los terribles juramentos masónicos y la imposibilidad de abandonar la Orden. Cada cual jura o promete «por su honor» y será su honor el que le haga cumplir o no sus promesas o juramentos, no el temor a castigos inexistentes, ni siquiera a que sus antes hermanas y hermanos le retiren el saludo si algún día decide que, a pesar de promesas y juramentos, la masonería no es su sitio.

Un estrambote, lo difícil es entrar. La puerta de salida está siempre abierta, allá cada cual con su conciencia y sus compromisos.

estimado amigo, espero haber dado cumplida respuesta a sus inquietudes, en cual quier caso ya conoce mi correo.

He dicho