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Ayer en París, escudándose falsamente en una respetable idea religiosa, se perpetraba una masacre que tenía como destinatarios a un grupo de personas cuyo único afán era defender el derecho a expresar sus ideas democráticas y tolerantes libremente, algo que consideramoso normal, vital, en una sociedad democrática, es evidente que no tiene la misma consideración para quienes se creen en posesión de la verdad, convertida en Verdad, como si esta fuera única y no poliédrica.

Desde la R.·.L.·. Progreso queremos unirnos a las voces que claman en contra de la barbarie, por el humanismo en el que creemos y porque somos un grupo de seres humanos que trata de construir una sociedad en la que el odio y el fanatismo, en cualquiera de sus múltiples expresiones, no tenga cabida.

En diferentes ocasiones hemos manifestado nuestra repulsa a acciones violentas y ésta no iba a ser diferente, no importa quienes las lleven a cabo, máxime porque por encima de la tragedia que supone el asesinato de personas inocentes ayer se trataba de algo más, se trataba de matar el derecho a expresarse con libertad y no a expresar cualquier idea sino, precisamente, la de la tolerancia. Charlie Hebdo fue asesinado ayer, en las vidas de sus trabajadores, por no querer ceder al chantaje de quienes desde el fanatismo consideran que sólo su pensamiento puede pervivir.