Seguir-Tu-Pasion-o-buscar-trabajo

Por más que se insista en dejar claro que el trabajo masónico es eminentemente personal y hacia adentro, y que el llevarlo fuera es una «consecuencia de» y no la tarea primordial del masón, parece que es difícil que esta cuestión cale no ya en la sociedad sino en las columnas de nuestros talleres.

La búsqueda de la verdad parece circunscribirse a lo que a cada cual mejor le cuadra y sin que se realice el menor esfuerzo para que esa búsqueda, la del conocimiento al fin, se transmute en sabiduría, seguramente por un supino desprecio de nuestros ancestros alquímicos y por una cortedad de miras que hace que nuestro horizonte se encuentre tan cercano a nuestra mirada que nos impide ver todo lo que se encuentra en derredor.

El viaje, el interior naturalmente, se cambia por deambular por laberintos ficticios, cuando no en encerrarnos en un simple bucle de vacío y que pretendemos llenar con la nada insustancial, o con discursos bellos en la forma pero vacíos de cualquier contenido útil.

El camino a la cantera se realiza con apriorismos que nos permiten movernos en la comodidad de nuestras ideas fijas, y fijadas incluso antes de acceder a la iniciación, de tal manera que cuando llegamos a aquella nos enfrentamos a la piedra, nuestra piedra, y la encontramos bella porque responde a aquellos parámetros inamovibles, e inflexibles, con los que tratamos de no modificar ni un ápice nuestro pensamiento ni nuestra manera de actuar en la vida.

Naturalmente todo este deambular se sostiene en la absoluta carencia de algo fundamental, desde mi punto de vista, la pasión, esa extraña facultad, vicio dirían algunos , que cultivan con ahínco quienes saben que a pesar de todo es necesario poner sentimiento si queremos que nuestro trabajo tenga la belleza y la calidez, que no calidad, de aquello que se hace con Amor.