Aún cuando estas fechas sean propicias a volver la vista atrás y comprobar lo caminado o construido a lo largo del año, a reflexionar sobre errores y aciertos y a preparar la lista de aquello que debemos realizar en la siguiente vuelta de la rueda de la vida, la peculiaridad de los tiempos masónicos, su adaptación a lo que se entiende como curso escolar hace que la mirada deba ser matizada.
Es evidente que el año ha transcurrido y que entre enero y diciembre han pasado cosas en nuestro taller, hemos cambiado de Venerable Maestro, Maestra en este caso, han llegado nuevos aprendices, se han incorporado nuevos Maestros provenientes de otras Obediencias, que estaban en lo que comúnmente se conoce como «en sueños», y algunas Hermanas y Hermanos han terminado una etapa e iniciado otra. También asistimos a la pérdida de algunas piedras, dejamos atrás algunas con tristeza y otras con decepción. Aquellas porque estuvieron junto a nosotros durante años y estas porque en su marcha no fueron capaces de estar a la altura de lo que habían prometido. A otras les decimos adiós con alegría porque arrancan la construcción de un nuevo edificio a algunos kilómetros al oriente de nuestra logia y con las máxima responsabilidad.
Creo que, en líneas generales, estamos ante un año positivo y con la perspectiva que supone haber estado en la construcción desde sus inicios, cuando éramos un pequeño triángulo que empezaba su andadura, no puedo por menos que felicitarnos a todos, los que estuvieron, los que estamos, los que se van y los que vendrán en muy poco tiempo, porque la Logia Progreso cumple un año más de vida trabajando por el Progreso de la Humanidad.
Ese trabajo interior es el mismo que queremos ver, también, en aquellos que cada año reciben esa pequeña muestra de reconocimiento que son los Premios Progreso y de los que este año, un tiempo difícil para una parte no pequeña de la ciudadanía de esta ciudad y región, estamos especialmente orgullosos. Sobre todo de quienes saben hacer de la solidaridad una realidad a base de arremangarse y no perderse en discursos que no van a ninguna parte a excepción del propio ombligo de quienes participan en tales debates vacuos.
Queridas amigas y amigos, Hermanas y Hermanos que nos seguís, feliz solsticio, que el próximo año sea algo mejor que el que termina, cosa no demasiado difícil por otra parte, nuestras puertas están siempre abiertas para quienes crean que la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad son tres cosas que juntas son importantes pero que por separado pierden todo su poder de cambiar la sociedad