Conviene, antes de entrar en materia trazar unas pinceladas sobre la situación que vivimos y si nuestra visión histórica del progreso humano, del desarrollo de la especie humana hasta nuestros días no es equivocada, una de las constantes históricas es que no hubo sociedades que resistieran durante mucho tiempo la degradación o la corrupción que se producía en su seno, de manera que es muy posible que la corrupción que se esta produciendo en la sociedades occidentales en la actualidad, aún siendo escandalosa, no sea mayor que la que se produjo en épocas anteriores.
Podríamos entrar a hablar de las ventas de armas, el intervencionismo por cuestiones ideológicas, las guerras por cuestiones puramente económicas y un largo etcétera a lo largo y ancho del muno y que si nos centramos en nuestro país, que es lo que más de cerca nos toca, observamos que la corrupción desde el comienzo de esta etapa de democracia formal ha sido constante, obras faraónicas, enriquecimientos rápidos, asesores millonarios, etc. Sin embargo pocos denunciaban esta situación. ¿Qué nos llama pues la atención en esta ocasión? simplemente que la sufrimos directamente, que tantos desmanes nos han llevado a una situación con seis millones de parados, a que la gente no pueda pagar sus deudas, que vemos como nuestro cuento de hadas con palacios princesas y zapatos de cristal se vuelven calabazas y ratones y eso nos afecta en nuestra vida cotidiana, en el vivir día a día, en lo material, y el hacer se convierte en pensamiento.
Dicho esto, cuáles son las causas por las que se dan las situaciones de degradación a las que asistimos actualmente, lo mas seguro que sean muchas y variadas, pero cremos que la principal, o al menos de las mas importantes, sea que la desaparición del sistema comunista en los países europeos, haya hecho que el sistema capitalista experimente un avance en sus políticas de explotación del medio y en las implementación de un sistema de mercado libre que propicia el descontrol y un desarrollo por encima de las personas y el medio ambiente y hace posible que se den situaciones como las que vivimos ahora en este país, aunque no solo. Ellos tan amigos de la competencia, se quedaron sin adversarios sociales y están haciendo del mundo su solar y pretenden alquilarnos las pequeñas parcelas de vida, trabajo, salud, educación, ocio, vivienda, alimentos, dignidad, …….
Es decir estamos ante una crisis no sólo económica sino también de valores que se han subvertido en aras de una economía cuyo fin único es conseguir los mayores beneficios para unos pocos a costa de muchos.
Tras todo lo anteriormente expuesto y que es, creemos, la expresión clara del panorama que tenemos ante nosotros ¿Cual puede ser nuestro papel? Ante todo, y antes de entrar en otras consideraciones, debe quedar clara una cuestión fundamental y es el componente iniciático de la masonería.
Si olvidamos esta cuestión, huelga cualquier otro comentario puesto que poca o ninguna diferencia habría entra una Logia, Obediencia o la masonería en su conjunto si pudiere considerarse ésta como un todo homogéneo -que ya sabemos que no es así- y un partido político, ágora de debate u ONG dependiendo la dirección que tomasen nuestros trabajos.
Teniendo en cuenta la característica antes apuntada entendemos que el papel de la masonería debe ser el de una especie de conciencia crítica que ponga el dedo en la llaga de aquellos problemas que día a día van apareciendo y, en la medida de sus posibilidades, aportar no tanto soluciones como guías o elementos para la reflexión social de hacia dónde o de que manera acometer la resoluciòn de los problemas o situaciones conflictivas o anómalas.
Por otra parte, no se debe olvidar el carácter heterogéneo de nuestras Logias y por ende la propia masonería, y aunque nos circunscribamos a nuestra Orden esa heterogeneidad no deja de existir y, por tanto, el posicionamiento ante los problemas debe ser desde perspectivas amplias que puedan ser asumidas, en mayor o menor medida, pero nunca rechazadas por todos sus miembros.
En este punto quizás sería bueno preguntarse por la oportunidad de la pertenencia a la Orden de aquellos que no compartan los principios fundamentales definidos por nuestros Fundadores y que se encuentran plasmados en nuestra Constitución internacional.
Volviendo al tema que nos ocupa, nuestro papel en la crisis actual, y en consonancia con lo enunciado anteriormente parece evidente que se debe tratar de estar presente en todos y cada uno de los foros en los que se discuta y traten de aportar soluciones, reflexiones o simplemente marcar grandes líneas de acción encaminadas no sólo a superar la actual crisis, sino a poner las bases para construir una sociedad más acorde con nuestros principios humanistas.
Sin la menor duda, nuestro método de trabajo puede suponer una aportación importante cuando todos conocemos formas de trabajar en las que lo importante no es construir sino tratar de imponer la propia opinión. Esta sería ya de por si una importante aportación de la masonería en cualquier mesa de debate.
Obviamente no podemos quedarnos en lo anterior, debemos aportar nuestras reflexiones y no porque sean las nuestras sino por el hecho de tener su base y su fundamento en una especial manera de entender la sociedad y que se basan en el lema de todos conocido y con el mucho encabezamos nuestros trazados.
Además de lo anterior parece que sería conveniente que la masonería, los masones, cuando nos encontremos en un foro de debate expongamos nuestra opinión precisamente en cuanto a lo que somos, masones. Si estamos en representación de una Logia que tratemos de que nuestro pensamiento recoja el sentir del taller y si lo hacemos en representación de la Federación que sea el pensamiento de la Federación.
En cualquier caso nuestra reflexión debe nacer tanto de nuestro posicionamiento ético como de nuestra condición de miembros de una sociedad iniciática y que basa su método de trabajo en la construcción.
Parece evidente que dado nuestro escaso número, por muchos que fuésemos siempre seríamos una minoría en cualquier asamblea social, nuestra misión debe centrarse en aportar reflexiones que puedan poner en marcha acciones; ser críticos, si se diese el caso de la militancia política, incluso con el partido en el que militemos; tratar de llevar a la opinión pública nuestras reflexiones y lo que entendemos como vías de solución mediante intervenciones en los medios de comunicación o en el mundo digital; estar presentes en todo movimiento social en el que sepamos o pensemos que podamos aportar algo. En definitiva hacer presente en la sociedad nuestra filosofía y nuestros conceptos éticos.