En el año 2009 nuestro taller trabajo de manera conjunta, y dentro de un proyecto a nivel de la Federación el tema que da título al presente trabajo, lo que sigue es la síntesis de los diferentes trabajos presentados por los miembros del taller. A pesar del tiempo transcurrido y de que las circunstancias socio-económicas han variado de forma sustancial entendemos que el tema de fondo sigue siendo de interés.
Consideramos que la inmigración es algo inevitable, que se ha producido “desde siempre” y a lo que deberemos acostumbrarnos. Los seres humanos seguiremos moviéndonos en función de necesidades o razones diversas: económicas, políticas, de simple búsqueda de una sociedad en la que encontrar un mejor acomodo personal, y tantas otras como las que han configurado los movimientos migratorios a lo largo de la historia.
No parece, en nuestra opinión, que sea la religión una de las principales causas de exclusión social del inmigrante. Ni tan siquiera la raza por si misma, y en nuestra opinión, resulta un factor determinante en el rechazo a aquel. Se acepta sin el menor problema al negro, al árabe, al chino siempre y cuando no supongan un factor de desestabilización económica, es decir a los ricos. Por tanto pensamos que el rechazo al otro va más ligado a la raza que a la religión y, en última instancia, al miedo, a las consecuencias que, de tipo económico y por tanto desestabilizador, pueda tener para determinadas capas sociales.
En el caso particular de nuestro país, se da la circunstancia específica de la preeminencia de la iglesia católica, insostenible desde una perspectiva laica, que puede llevar a que grupúsculos ultrarreligiosos generen conflictos con minorías de confesiones distintas a la católica, fácilmente identificables por su raza, que, por tanto y en esta situación, verían unido, de manera colateral y no principal,el rechazo religioso al racial.
Es opinión generalizada que, en todo caso, nos enfrentamos a un problema de educación de difícil solución a corto plazo si tomamos como ejemplo las vicisitudes por las que atraviesa la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía.
Queremos hacer énfasis en la necesidad de potenciar una educación basada en la tolerancia como método para conseguir mayores cotas de cohesión en la sociedad. Educación de la que el laicismo formaría parte esencial ya que en estos momentos la sociedad española, inmigrantes y nacionales incluidos, presenta un alto grado de heterogeneidad en lo que a la práctica religiosa se refiere y con una marcada tendencia a que aumente la laicización en detrimento de las posturas religiosas.
En cualquier caso se considera necesario y urgente una apuesta decidida por el laicismo, no tanto por lo que pueda representar como factor de integración de los inmigrantes sino como un factor de cohesión de la sociedad en general, así como un paso en la dirección adecuada para conseguir una sociedad más justa, libre y fraterna. Todo ello sin olvidar el derecho de todo ser humano a desplazarse, con absoluta libertad y con plenitud de derechos,a lo largo y ancho del mundo. En este sentido entendemos que se debe pedir a los poderes públicos la puesta en marcha de las reformas necesarias para que España sea, realmente y en el menor tiempo posible, un Estado laico y en el que todos, creyentes, ateos y agnósticos disfrutemos de los mismos derechos así como un lugar en el que la inmigración sea vista más como una solución que como un problema.